La implementación de criterios de calidad en el mundo gráfico, bien basados en estándares internacionales, como la norma ISO 12647, bien a través de parámetros y valores de impresión propios; parece muchas veces reducirse a la obtención de unos valores densitométricos que garanticen los resultados colorimétricos normativos, o bien de un arco de valores óptimos en parámetros como contraste de impresión, atrape de las tintas o equilibrio tonal de las zonas neutras.
Si bien es cierto que estos valores son y deben de ser considerados como objetivo en la implementación de cualquier sistema de calidad, y si entendemos estos como un conjunto de directrices y prácticas para la elaboración repetible de productos impresos, también debe entenderse que a nivel de procedimiento de implementación de estos, existen otra serie de factores críticos para la obtención de resultados que deben de ser no sólo tenidos en consideración, sino debidamente estudiados y ajustados como paso fundamental para garantizar el éxito de dichas políticas de calidad.